Hay diferentes aspectos de la clase de hoy que son destacables. El primero es la diferencia de difusión en nuestro país entre las dos tecnologías de comunicación que más han avanzado en la última década: Internet y la telefonía móvil. Mientras que en la primera estamos en el furgón de cola entre el mundo desarrollado (incluso nos superan países con menor PIB como Eslovenia o Estonia), nos situamos entre los cinco primeros del mundo en el uso de móviles, con una difusión de cerca del 90% (a diferencia de Estados Unidos o Japón, que rondan el 60% pero que nos superan ampliamente en la difusión de Internet).
Esta circunstancia es común en la mayoría de los países de la zona mediterránea, y se explica por la necesidad de contacto humano que tenemos, mucho más acusada que en los países nórdicos, donde la gente es históricamente más fría. Es lógico por tanto que un medio de comunicación más seco como es Internet triunfe menos en las sociedades mediterráneas.
Pero la Unión Europea en general está por debajo aún de Estados Unidos o Japón en la difusión de Internet. Si Europa quiere competir con estas dos grandes potencias, es importante que se ponga al día, pues Internet será (ya lo es) la herramienta más utilizada en todos los ámbitos laborales en el futuro, especialmente en el campo de la investigación académica (véase Internet 2), un elemento indispensable para el desarrollo y el progreso.